Hola a todas y todos,
hoy tenía pensado hablaros de pestañas, pero creo que voy a cambiar por completo de materia y voy a contaros lo que he sentido al ver a mis
BICHINES (así les llamamos desde que estaban en mi tripa) hoy en su primer
FESTIVAL DE FIN DE CURSO.
Espero no ponerme muy sentimental, aunque, para qué os voy a engañar, alguna lagrimilla sí que se me va a escapar.
Para los que no lo sepáis tengo los mellizos de 4 años más
MOLÓNGOS del universo,
Terre y Moto ... ¿qué quién es quién?, pues ni idea, a veces uno es más terre y otras más moto.
Hoy han bailado, han cantado, han actuado y hasta uno de ellos ha presentado su función. Me han tenido que sujetar los de seguridad porque quería comérmelos allí mismo. Yo no soy mitómana, pero por mis churumbeles me tiraría de mi linda cabellera hasta quedarme como Kojak (que a veces lo hago, pero por otros motivos). Pero qué bien lo han hecho, qué temple en el escenario, qué movimiento de caderas, qué mirada cautivadora. AAAAAAYYYYY, si es que no se puede aguantar.
No he aplaudido tanto ni cuando les enseñaba a hacer
"palmas, palmitas".
La verdad es que hasta que no tuve hijos cada vez que veía a madres y padres llorar en una situación similar no entendía muy bien por qué lloraban, yo pensaba que lo lógico era reír, moverse al son de la música de la función, dar palmas al ritmo, tararear la melodía y sentirse
MUY PERO QUE MUY ORGULLOSOS DE ELLOS ... pero ¿llorar?.
Pues ya sí que lo entiendo, sientes una emoción, un nudo en la boca del estómago, una alegría, unas ganas de gritar a los 4 vientos
¡VIVA LA MADRE QUE OS PARIÓ! (¡
coño ,si soy yo!). Y no porque me haya parecido que lo han hecho mejor que nadie (que sí lo han hecho, ¡faltaría más!), si no porque nos ha costado tanto a mi consorte y a mí conseguir tener a estos 2 pequeñajos que a veces me parece mentira que ya sean unas personas autónomas con sus propias ideas, sus propios gustos y sus propias manías. Que se les pueda
querer tanto aunque se duerman a las 11 de la noche todos los días (sí, las 23:00h), aunque se estén peleando a la primera de turno, aunque tengan sordera selectiva y sólo oigan lo que les interesa (esta la tenemos todos, ¿verdad?), y aunque tengas que recordarles que eso que tienen delante de ellos es un plato de comida y está ahí para que se lo coman, no porque me parezca que va bien con los colores de la cortina.
Pero luego les ves
dormir tan plácidamente, tan serenos, tan bonitos, les ves
reír tan felices, tan alegres, tan radiantes, te
abrazan con tanto cariño, tanta generosidad, tanto amor, que se evaporan todos esos momentos "negros" y regresa el chorro de luz multicolor (con abeja Maya incluida) que me impulsa a aullar
, ¡OLÉ, MIS NIÑOS, OS QUIERO HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ! (Buzz, permíteme esta licencia, por favor).
Ay, qué bien me he quedado :D
¿Ya habéis tenido vuestro Festival Fin de Curso?, ¿Habéis gritado como posesos "vivan mis hijos y nadie más"?.
Contad, please, que no quiero ser la única que os abre mi corazón.
Muchas gracias por leerme, por vuestros comentarios y por estar ahí. ¡Feliz martes!